El día antes de toda boda los nervios de los novios están a flor de piel, así que Andi y Nina decidieron desconectar un poco del ajetreo de la celebración y disfrutar como enanos saltando y riendo. La preboda también les sirvió como calentamiento para que al día siguiente estuvieran relajados delante de la cámara y pudieran a disfrutar a tope de su día ¡y el resultado no pudo estar mejor!