Como ya contamos el día de su boda, Rocío y Otto vivieron una boda llena de sorpresas. Tantas que aún siguen recordando momentos estelares. Pero ese día faltó algo. Falto alguien. Faltó Golfo. Porque son una familia: Otto, Rocío y su mascota Golfo. Un perro encantador que quiso vestirse de gala para la sesión ‘postboda’ de sus amos.
Con una pajarita y posando como todo un modelo canino se convirtió en protagonista de las instantáneas que capté en el Saler, junto al mar, donde los novios quisieron dejar su recuerdo de uno de los días más importantes de su vida… ¡junto a Golfo!