Así es. O al menos eso parece pensar este bello Teckel que pasó unos días en mi casa y al que no pude resistirme a convertir en objetivo de mi cámara por un día.
En realidad se llama Alfonso, como bien nos ha explicado, pero si no te diriges a él como ‘Cocolilo’ no te hace caso. Pero es bueno, simpático, agradecido y muy guapo, ¿no creéis? Jugando con él conseguí estas instantáneas tan graciosas. Bueno, conseguí muchas más y mucho me costó elegir las definitivas.
Espero que las disfrutéis tanto como yo disfrute con Alfonso (perdón, Cocolilo) una mañana soleada en pleno campo.